El edificio mostrará un tolare recuperado en su interior. El diseño tenía que integrarse en el entorno y, al mismo tiempo, destacar como punto de referencia. El presupuesto debía ser ajustado.
El emplazamiento en pendiente permite mantener las dimensiones de la plaza. Una pantalla curvada de fragmentos de vidrio envuelve de forma sugerente una construcción de acero. El interior es amplio y luminoso, y dispone de diversos puntos de vista que cruzan el edificio. Los espacios amplios permiten actividades didácticas.
El proyecto presenta un diseño singular y funcional ajustado a un coste reducido. Se integra en el entorno gracias a su geometría sencilla y aporta una imagen de modernidad al conjunto.